LOS RIESGOS DE UN EMBARAZO A PARTIR DE LOS 40
La edad en la que las mujeres deciden quedarse embarazadas ha aumentado notablemente en los últimos años por cuestiones sociológicas y económicas. De hecho, si hace dos décadas la edad media para ser madre se situaba en los 28 años, actualmente esa cifra ha subido hasta los 31. Los avances médicos han posibilitado este retraso e incluso se han dado casos de mujeres que han concebido niños sanos pasados los 60 años, pero antes de ir a buscar ese bebé tan deseado es necesario que los padres tengan en cuenta los riesgos de un embarazo a partir de los 40.
¿Qué riesgos existen en un embarazo después de los 40?
Conseguir quedarse embarazada una vez cumplidos los 40 años es, lógicamente, más complicado que en edades más tempranas. Esto se debe a que el número de óvulos se reduce significativamente, por lo que cada año que pasa es más improbable que una mujer sea fértil. Es más, a partir de los 45 es casi imposible que una mujer se quede embarazada utilizando sus propios óvulos, por lo que la solución en la mayoría de los casos es recurrir a un tratamiento de fertilidad.
Aparte de esta cuestión, existen una serie de riesgos sobre la salud de la mujer y el bebé que debemos conocer antes de que nos planteemos tener un hijo en una edad madura:
- Riesgo de aborto: un aborto espontáneo se puede producir a cualquier edad, pero la posibilidad es mayor cuanta más edad tenga la madre. Entre las menores de 25 años el riesgo es de un 11%, cifra que aumenta hasta el 12% en el siguiente tramo de edad (25-29 años) y hasta el 15% entre las madres de entre 30 y 34 años. A partir de aquí, las posibilidades de sufrir un aborto aumentan exponencialmente: 24% entre los 35-39 años, 51% entre los 40-44 años y 93% de los 45 en adelante.
- Parto prematuro: un parto prematuro es el que se produce antes de la 37ª semana de gestación. Los bebés que sobreviven a un parto de estas características suelen nacer con un peso inferior al normal y tienen que pasar sus primeros días en una incubadora hasta que se hayan desarrollado correctamente. A largo plazo, solo en casos concretos, pueden sufrir secuelas como sordera, ceguera, parálisis cerebral, retraso mental o retraso en su desarrollo y crecimiento.
- Trastornos genéticos: el trastorno más común es el síndrome de Down, causado por una copia extra del cromosoma 21 y que se caracteriza por la presencia de unos rasgos físicos peculiares asociados a un grado variable de discapacidad cognitiva. En madres menores de 30 años la probabilidad de concebir un hijo con síndrome de Down es inferior a 1 por cada 1000, pero el riesgo aumenta a 1 de cada 100 en mujeres de 40 años y se multiplica hasta una probabilidad de 1 entre 16 en madres a partir de los 48. Por este motivo, es recomendable que las mujeres mayores de 38 años se realicen una amniocentesis que detecte cualquier anomalía genética.
- Hipertensión arterial: este problema, que puede aparecer a partir del quinto mes de embarazo, puede afectar tanto a la madre como al bebé y requiere de un estricto control del embarazo. Si no se detecta a tiempo, puede causar preeclampsia (daños en hígado y riñones) y el nacimiento prematuro del bebé.
- Diabetes gestacional: debido a las hormonas que se generan durante el embarazo, la insulina deja de cumplir su función y el nivel de azúcar en la sangre aumenta. Es más frecuente es mujeres embarazadas con más de 40 años y puede afectar también al feto.
- Mayores complicaciones durante el parto: si la madre es primeriza y tiene más de 40 años, es muy probable que el parto se complique. Por este motivo, es muy común que el médico opte por practicar una cesárea en estos casos para reducir los riesgos.
Afortunadamente, la medicina ha avanzado de manera espectacular en las últimas décadas y cualquier embarazo está perfectamente controlado por tu médico. Aun así, la decisión de tener un bebé más allá de los 40 años debe estar meditada y los padres deben ser conscientes de los riesgos que asumen con el embarazo.