Historia de Afemefa

Prehistoria

La Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica, o AFEMEFA como es conocida hoy en día, nace hace 100 años para darle forma al sueño de muchos de los empleados del mundo del ferrocarril, una mutualidad de salud que garantizase su seguridad y porvenir, en caso de accidente o enfermedad, y la de sus allegados más próximos.

En marzo de 1921, entre compañeros del Servicio de Intervención de la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante, se designó a unos hombres que conformarían una Comisión Inicial, encargada de hacer que esta mutualidad fuese un hecho. Esta comisión Inicial estaba formada por Fernando Arrojo, Martín Bravo, Carlos García, el Dr. Tejero y el Dr. Castro. Estos caballeros fueron los encargados, a su vez, de elegir a otros doce hombres, que habrían de dar forma y hacer posible el nacimiento de la Asociación.

De este modo, la que llamaron Comisión Definitiva, quedó constituida por los siguientes hombres: Juan José Carranza, Carlos García, Emilio Besteiro, Fernando Arrojo, Carlos Delojo, Eusebio Martín, Fermín Tanarro y Máximo Fernández por parte del Servicio de Intervención de la Compañía de los Ferrocarriles de Madrid a Zaragoza y Alicante. Por parte del Servicio de Movimiento de la misma compañía Manuel García y por parte de la Compañía de los Caminos de Hierro del Norte de España, Alfredo Gastalaver, José Martínez y Avelino Castaño.

Una vez esta comisión estuvo formada, se inició una subscripción de una peseta que tenía por objetivo conformar el capital inicial. Este dinero se utilizó para realizar la impresión de un manifiesto dirigido a toda la clase ferroviaria, con la intención de generar una cartera de socios, y cuya acogida fue masiva, tanto que los 120 primeros números de asociado se tuvieron que sortear entre aquellos que contribuyeron con la subscripción inicial. Cabe destacar que a este capital inicial se le sumó alguna que otra donación que realizaron de forma desinteresada algunos de los miembros de la Comisión Definitiva.

El 9 de abril de 1921, en la junta general de la Asociación General de Empleados y Obreros de los Ferrocarriles Españoles, y tras grandes esfuerzos de los doce hombres anteriormente nombrados, se dieron a conocer el reglamento y el cuadro médico inicial de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica. Una vez aprobados estos, nuestra Asociación quedó constituida de forma oficial cumpliendo así el sueño de una gran parte de los empleados ferroviarios.

Inicios

Tras haber dado forma al sueño de la familia ferroviaria había que encontrar la forma de comunicarse con el mayor número posible de ellos y de una manera regular. Es así como en diciembre de 1922 nace Vida Ferroviaria, el boletín, o periódico, oficial de la Asociación, y gracias al cual la Junta Directiva, y más tarde el Consejo de Administración, podrían comunicarse de manera directa con todos los asociados, y estos a su vez, podían estar al día de lo que ocurría en la Asociación, los cambios que tenían lugar en la misma o los procesos que debían de seguir para cumplir con ciertos propósitos. En este boletín, además de informar de los acontecimientos relevantes para la mutualidad, llegaron a escribir artículos autores tan importantes para nuestro país como Valle Inclán, Lorca, Juan Ramón Jiménez o Santiago Ramón y Cajal por mentar solo a algunos.

Si bien este boletín ha variado muchísimo en su periodicidad y forma a lo largo de la historia, se pueden encontrar ciertos elementos comunes a lo largo de su historia como pueden ser los artículos de interés sanitario, el cuadro médico y las sustituciones que tienen lugar dentro del mismo, los avisos que daba la Asociación cuando ocurría algo destacable, los boletines de adhesión a la mutualidad y los consejos para mantener una vida saludable.

Este periódico solo interrumpió su publicación durante los años de la Guerra Civil Española, por motivos obvios, y fue redactado, editado y publicado hastael año 2011 cuando gracias a las nuevas tecnologías, y en pos de cuidar el medio ambiente, fue sustituido por una newsletter que hacemos llegar de forma mensual a todos nuestros asociados.

En 1923 tendría lugar otro de los acontecimientos más importantes para la historia de la Asociación, y es, que esta, fue declarada Obra de Beneficencia por Real Orden el día 18 de mayo de 1923 lo cual la eximiría de ciertas cargas fiscales y dejaría en claro que la intención de la Asociación no era lucrarse a costa de los demás si no ayudar a la clase Ferroviaria.

En 1925 se viviría la primera gran crisis de la Asociación cuando, debido a grandes diferencias entre el cuadro médico y la administración de la Asociación, el cuadro de doctores presentó su dimisión prácticamente al completo. El Dr. Bourkaïb, una gran personalidad en la historia de la Asociación, estando en ella desde su fundación, buscó solucionar las diferencias de manera amistosa y llegar a un acuerdo con la administración, sin embargo, este acuerdo no fue posible por lo que la Asociación se vio de un día para otro sin médicos. Gracias al buen nombre que ya tenía para ese entonces la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica no costó encontrar a profesionales cualificados que sustituyesen a aquellos que habían dimitido, por lo que el problema quedó rápidamente en lo anecdótico. Si bien el problema se solucionó con premura, esto no quita que esta fuese la primera gran crisis de la Asociación y que la continuidad de la misma se viese comprometida.

La creación de la Zona de Valladolid constituyó un gran hito en la historia de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica puesto que constituiría, junto a Madrid, la zona más grande y con mayor número de asociados, de hecho, hoy en día, son únicamente estas dos zonas en las que tiene representación la Asociación. Esta zona fue fundada en 1929 con los mismos propósitos que la zona de Madrid y tendiéndose la mano, entre ambas, en todo lo posible.

Esta zona llegó a contar con más de 5.000 socios en la década de los 50 sin embargo, a día de hoy, la componen 620 asociados dado que en su día a población de carácter ferroviario disminuyó muchísimo y que la cobertura sanitaria de los autónomos está contemplada dentro de la Seguridad Social.

Desde 1924, prácticamente desde la fundación de la Asociación, se empezó a barajar la posibilidad de adquirir o de crear un sanatorio propio que perteneciese a la “Ferro” dado que esto facilitaría en gran medida la labor de la Asociación y ahorraría una buena cantidad de dinero a la misma. Ante el nulo progreso en este objetivo en el año 1935 se toma la decisión de crear una comisión cuyo trabajo específico fuese la consecución de un sanatorio propio de la Asociación.

Tras mucho trabajo, en 1947, se consiguió llevar a cabo el sueño de la Asociación cuando, por fin, se inauguró el Sanatorio del Valle el 15 de febrero de 1947. Este sanatorio elevó el estatus de la Asociación y le facilitó en mucho su objetivo de dar una atención sanitaria de calidad a los trabajadores del mundo ferroviario. En los años venideros el sanatorio se iría ampliando y mejorando de manera progresiva incluyendo diferentes servicios como la diagnosis por rayos x en el 1968, la construcción de un laboratorio propio, que agilizaba en gran medida la entrega de los resultados de diferentes analíticas, en el año 1976; la inclusión de la oncología como especialidad en el 1987 o la inauguración de un servicio de urgencias 24 horas, para todos los asociados, en el año 1991.

En el año 1973 tocaría vivir uno de los momentos más tristes en la historia de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica ya que falleció Leopoldo Maestu Sánchez. Leopoldo fue, durante largo tiempo, presidente de la Asociación y uno de los que la llevó a vivir uno de sus periodos de mayor esplendor. Era una persona querida por todos ya que, a parte de su cargo en la “Ferro” también desempeñó un importante trabajo en el colegio de Huérfanos Ferroviarios y, además, fue el principal impulsor del laboratorio del sanatorio. Todo esto hace que, hasta los que no tuvimos oportunidad de conocerle, le reconozcamos como una de las mayores figuras en la historia de la Asociación y admiremos su obra aun hoy patente.

ÉPOCA MODERNA Y CONTEMPORÁNEA

En 1988 la sede social y las oficinas de la Asociación se cambiaron, dándoselo a conocer a los socios a través de Vida ferroviaria, a la Calle Murcia nº10. Estas oficinas serían la casa de la Asociación hasta el año 2019 y tienen un significado especial para la Asociación ya que, en ellas, es desde donde se consiguió capear, a base de esfuerzo y trabajo duro, uno de los momentos más complicados de esta mutualidad y que veremos más adelante.

Para la década de los 90 serían muchas las cosas que cambiarían en la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica.

La primera es que, debido a los cambios en los estatutos, la propia Asociación ya no se veía a si misma como una obra de beneficencia. A estas alturas de la historia, esta condición no aportaba nada más que un título en el nombre de esta Asociación, el cual, era mucho más merecido por otras organizaciones que se encontraban, y se encuentran, plenamente enfocadas en ayudar a los más desfavorecidos. Por este motivo, la Asociación decidió renunciar a su título de obra de beneficencia tras 67 años de haberlo llevado con orgullo.

En segundo lugar, y quizás este sea uno de los hechos más importantes en la historia de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica, la mutualidad se abrió al mundo siendo ahora posible acceder a ella cualquier persona, estuviera, o no, relacionada con el mundo ferroviario. Esto ocurrió cuando entraron en vigor los cambios en los estatutos de la Asociación, propuestos por el Consejo de Administración, y, votados por los socios en Asamblea General, debido a las dificultades económicas que se vivían en la época.

Con el cambio de milenio todo parecía que iba a ir viento en popa, pero, por el contrario, la situación de la Sociedad se convertiría en un baile de luces y sombras en el que, durante la primera década del nuevo milenio, hubo bastantes más sombras que luces.

Ya para el año 2001 varios socios, entre los que se encontraba nuestro actual presidente, comenzaron a protestar en las Asambleas, tanto generales como extraordinarias, ante la sistemática subida de cuotas, que, según ellos, se debía a una mala gestión de la Asociación. Si a esto le añadimos la perspicacia de algún socio, al que no le cuadraban las cuentas que presentaba la administración de la Asociación, y la negativa de esta a facilitar una mayor cantidad de información y explicaciones durante las asambleas, dio como resultado que se interpusiesen varias quejas a la Dirección General de Seguros.

Dicho organismo, en 2008, y tras constatar que verdaderamente existían irregularidades en las cuentas y una pésima gestión, finalmente decidiría intervenir la Asociación colocando a un administrador provisional independiente que se hiciese cargo de la misma.

En este momento comenzaría el periodo más oscuro de la Asociación puesto que, debido a diversos eventos que no nos llevaron a ningún lado, y, que solo comprometieron, aún más si cabe, el futuro de la Asociación; esta estaría a punto de desaparecer. Esto finalmente no ocurriría gracias al ímprobo esfuerzo de los trabajadores de la misma que, con su sudor, deseaban proteger lo logrado por aquellos quienes les habían precedido y con ello salvaguardar tantos y tantos años de historia.

En el año 2010, con las cuentas algo más saneadas tras la venta de algunos inmuebles donde estaban anteriormente situados consultorios de la Asociación, la Dirección General de Seguros decidió devolver las riendas de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica.

Cuando el mando de la Asociación volvió a los asociados lo primero que se hizo fue convocar una Asamblea General, la cual, tenía como propósito elegir a un nuevo Consejo de Administración que dirigiese la “Ferro” desde ese momento. Tras dos Asambleas se consiguió conformar un Consejo de Administración competente, y bien intencionado, del cual, aun hoy día, muchos miembros siguen ocupando sus cargos.

También en 2010 se tomaría la decisión de cambiar el nombre de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica por algo más breve y adaptado a los tiempos modernos. Utilizando un acrónimo del nombre anterior se obtuvo AFEMEFA, nombre que utilizamos hoy día.

En 2011, la Asociación, se vio en la obligación de vender el Sanatorio del Valle debido a la situación deficitaria que arrastraba y con el objetivo de evitar más perdidas, renunciando así a lo que había sido un signo de la Asociación durante muchos años.

En el año 2019 se volvió a cambiar el domicilio social y las oficinas de la Asociación, en esta ocasión el traslado se realizó a unas preciosas y modernas oficinas en el Paseo de las Delicias nº48, donde actualmente nos encontramos y desde donde redacto estas líneas.

A día de hoy todos los trabajadores de AFEMEFA seguimos trabajando arduamente y esforzándonos para poder brindar el mejor servicio, y el de mayor calidad posible, a todos y cada uno de nuestros asociados, continuando así con la idea principal con la que se creó esta mutualidad, garantizar una asistencia sanitaria a aquel que lo necesite en caso de accidente o enfermedad, aunque, hoy en día, este servicio esté disponible para todos y no solo para las personas del mundo ferroviario como en sus inicios.

Si bien, en este año 2021 que actualmente vivimos cumplimos 100 años, estamos convencidos que, gracias al esfuerzo conjunto de la Asociación y los asociados, entre todos juntos, lograremos continuar nuestra tarea durante los próximos 100 años.