maniobra de Kristeller

Qué es la maniobra de Kristeller y cómo aplicarla en el parto

El parto es un proceso complejo y único para cada mujer, en el cual pueden surgir diversas situaciones que requieran intervenciones médicas específicas, como una cesárea o la maniobra de Kristeller.

A continuación, exploraremos en detalle qué es la maniobra de Kristeller, cuándo y cómo se utiliza, y cuáles son los riesgos asociados con su aplicación.

¿Qué es la maniobra de Kristeller?

La maniobra de Kristeller es una técnica obstétrica utilizada durante la fase expulsiva del parto para facilitar la salida del bebé. Consiste en la aplicación de presión externa sobre el abdomen de la madre, específicamente en el fondo uterino, durante una contracción. Esta presión se ejerce con el antebrazo o la mano del profesional de salud. Tiene el objetivo de aumentar la fuerza de las contracciones uterinas y ayudar a empujar al bebé hacia el canal de parto.

maniobra de Kristeller

El propósito de la maniobra de Kristeller es acortar la segunda etapa del parto, que es cuando el bebé desciende por el canal de parto y se produce su nacimiento. Esta técnica se utiliza en situaciones donde se considera necesario acelerar el proceso del parto. Es importante que la maniobra de Kristeller sea realizada por profesionales capacitados y en un entorno controlado, ya que su aplicación incorrecta puede conllevar riesgos tanto para la madre como para el bebé.

¿Cuándo se utiliza la maniobra de Kristeller?

Principalmente, se recurre a esta técnica cuando el parto se ha prolongado y la madre está demasiado cansada para continuar empujando eficazmente. También puede ser indicada cuando hay signos de agotamiento fetal, es decir, cuando el bebé muestra señales de estrés o sufrimiento que requieren una rápida culminación del parto para evitar complicaciones.

Además, la maniobra puede emplearse en casos donde las contracciones uterinas no son suficientemente fuertes o efectivas para empujar al bebé hacia el canal de parto, a pesar de los esfuerzos de la madre. En algunas situaciones, puede ser recomendada para evitar el uso de métodos más invasivos como el parto asistido con fórceps o ventosa, siempre y cuando se considere que la presión abdominal puede ser beneficiosa y segura.

Cómo aplicar la maniobra de Kristeller

Esta maniobra se realiza en siete pasos que detallamos a continuación:

  1. Evaluación previa: Antes de realizar la maniobra, el profesional de salud debe evaluar el estado de la madre y del bebé, asegurándose de que no existan contraindicaciones. Es importante confirmar que el cuello uterino está completamente dilatado y que el bebé se encuentra bien posicionado.
  2. Preparación de la madre: La madre debe estar en una posición adecuada, generalmente en decúbito dorsal (acostada sobre su espalda) con las piernas flexionadas. Es fundamental que la madre esté informada y consienta la realización de la maniobra, comprendiendo los motivos y los posibles riesgos.
  3. Sincronización con las contracciones: La maniobra de Kristeller se realiza durante una contracción uterina. El profesional de salud debe estar atento a la frecuencia y duración de las contracciones para sincronizar la presión abdominal con el momento adecuado.
  4. Aplicación de la presión: El profesional coloca una mano o el antebrazo en el fondo uterino (la parte superior del útero) y ejerce una presión firme pero controlada hacia abajo y hacia la pelvis. Esta presión se mantiene durante la contracción, ayudando a empujar al bebé hacia el canal de parto.
  5. Monitoreo constante: Durante la maniobra, es crucial monitorear tanto a la madre como al bebé. La frecuencia cardíaca fetal debe ser vigilada para detectar cualquier signo de sufrimiento, y la madre debe ser observada para identificar posibles complicaciones o malestar.
  6. Repetición según sea necesario: La maniobra de Kristeller puede necesitar repetirse durante varias contracciones, dependiendo del progreso del parto y la respuesta de la madre y el bebé. Sin embargo, debe usarse con moderación para evitar efectos adversos.
  7. Finalización y evaluación: Una vez que el bebé ha descendido lo suficiente o ha nacido, se detiene la maniobra. El profesional de salud debe evaluar inmediatamente a la madre y al bebé para asegurarse de que no haya complicaciones resultantes de la técnica.

Riesgos asociados

La maniobra de Kristeller, aunque puede ser útil en ciertos casos, no está exenta de riesgos y ha generado diversas controversias en la comunidad médica. Su aplicación incorrecta o indiscriminada puede tener consecuencias negativas tanto para la madre como para el bebé.

Uno de los principales riesgos asociados con esta maniobra es la posibilidad de causar lesiones a la madre. La aplicación de presión excesiva sobre el abdomen puede provocar daño en los tejidos uterinos, ruptura uterina, hematomas y lesiones en otros órganos internos. También se han reportado casos de fracturas de costillas y daño al diafragma. Además, el uso inadecuado de la maniobra puede aumentar el riesgo de desgarros perineales severos, lo que puede complicar el proceso de recuperación postparto.

Para el bebé, los riesgos incluyen lesiones físicas como fracturas de clavícula, daño en los nervios braquiales, y en casos extremos, asfixia debido a la compresión excesiva. La presión aplicada durante la maniobra puede afectar la oxigenación del bebé, aumentando el riesgo de sufrimiento fetal y complicaciones neonatales.

Alternativas a la maniobra de Kristeller

Varios estudios han cuestionado la necesidad y los beneficios de esta técnica, sugiriendo que en muchos casos no aporta una ventaja significativa en el proceso del parto y, en cambio, introduce riesgos considerables. Algunos profesionales de la salud argumentan que existen métodos alternativos más seguros para manejar situaciones complicadas durante el parto, como, por ejemplo:

  • Estimulación de las contracciones uterinas: Una de las alternativas más comunes es el uso de oxitocina, una hormona administrada por vía intravenosa para aumentar la frecuencia y la intensidad de las contracciones uterinas.
  • Cambio de posición: Fomentar el movimiento y el cambio de posición de la madre durante el trabajo de parto puede mejorar la alineación del bebé y facilitar su descenso por el canal de parto. Posiciones verticales como estar de pie, caminar, sentarse en una silla de parto o adoptar una posición de cuclillas pueden aprovechar la gravedad y mejorar la eficiencia de las contracciones.
  • Uso de instrumental obstétrico: Puede ser necesario recurrir al uso de instrumentos como los fórceps o la ventosa para asistir en el parto. Estos dispositivos, manejados por profesionales capacitados, pueden ayudar a guiar al bebé fuera del canal de parto de manera segura cuando las contracciones y los esfuerzos de la madre no son suficientes por sí solos.
  • Cesárea: En situaciones donde el parto vaginal no es seguro o se complica, la cesárea es una alternativa viable. Esta intervención quirúrgica implica extraer al bebé a través de una incisión en el abdomen y el útero de la madre. Aunque es más invasiva, puede ser la opción más segura en casos de agotamiento extremo de la madre, sufrimiento fetal o presentaciones anormales del bebé.

Si tienes alguna duda sobre el parto o sus posibles complicaciones, ponte en contacto con un ginecólogo.

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