Tos ferina en bebés

Cómo identificar y tratar la tos ferina en bebés

La tos ferina es una enfermedad que afecta el sistema respiratorio y puede ser muy peligrosa para los bebés, ya que su sistema inmune aún está en desarrollo. Aunque se conoce desde hace siglos, sigue siendo un problema serio, especialmente en aquellos bebés que no han sido vacunados. Por eso, identificarla a tiempo es clave para prevenir complicaciones y asegurar que reciban el tratamiento necesario.

A continuación, veremos qué es exactamente la tos ferina, cómo se manifiesta en los más pequeños y cómo puede tratarse.

¿Qué es la tos ferina?

La tos ferina, también conocida como pertussis, es una enfermedad muy contagiosa que afecta las vías respiratorias y representa un gran peligro para los bebés menores de un año. Es causada por la bacteria Bordetella pertussis, que se transmite fácilmente al toser, estornudar o incluso al tocar objetos o superficies que han estado en contacto con una persona enferma.

Los bebés que aún no han recibido la vacuna corren un riesgo mayor de sufrir complicaciones graves, como neumonía, convulsiones o incluso daño cerebral.

Por ello, es fundamental prevenirla mediante la vacunación, comenzando durante el embarazo y continuando en los primeros meses de vida.

Síntomas de la tos ferina en bebés

La tos ferina en bebés generalmente progresa a través de varias etapas. En los primeros días, los síntomas pueden parecerse a los de un resfriado común, como secreción nasal, fiebre baja y tos ligera. Sin embargo, a medida que la enfermedad avanza, los síntomas se vuelven más graves y característicos.

  • Etapa catarral (1-2 semanas): Síntomas iniciales similares a un resfriado: tos leve, secreción nasal y fiebre baja.
  • Etapa paroxística (2-3 semanas): La tos se vuelve intensa, con ataques repetidos que pueden durar varios minutos; el bebé puede emitir un sonido peculiar al respirar, parecido a un “gallo” o “grito”, e incluso llegar a vomitar o mostrarse muy cansado.
  • Etapa de convalecencia (semanas a meses): La tos disminuye poco a poco, aunque pueden seguir apareciendo episodios ocasionales mientras el bebé recupera su energía.

Cuándo acudir al médico

Es fundamental acudir al médico si se sospecha que un bebé puede tener tos ferina, especialmente si presenta cualquiera de los siguientes signos:

  • Tos persistente o severa que no mejora con el tiempo.
  • Dificultad para respirar, respiración acelerada o dificultad para tomar aire.
  • Coloración azulada en la piel, especialmente alrededor de los labios o las uñas (cianosis).
  • Episodios de tos que terminan con un sonido similar a un “gallo” al intentar respirar.
  • Vómitos frecuentes después de los ataques de tos.

Si el bebé tiene menos de 2 meses y presenta síntomas de tos ferina, es crucial buscar atención médica inmediata, ya que los bebés tan pequeños son más propensos a complicaciones graves.

Tratamiento de la tos ferina en bebés

El tratamiento de la tos ferina en bebés se centra en aliviar los síntomas, prevenir complicaciones y, en algunos casos, eliminar la bacteria causante de la enfermedad. Dado que los bebés pueden experimentar dificultades respiratorias graves, es fundamental seguir las indicaciones médicas y proporcionarles el cuidado adecuado. Aunque no existe un tratamiento específico para la tos ferina que elimine rápidamente la enfermedad, se pueden aplicar varias estrategias para mejorar el bienestar del bebé.

Uso de antibióticos

Cuando el diagnóstico se confirma en las primeras etapas de la enfermedad, los antibióticos pueden ser administrados para eliminar la bacteria. Si se inicia el tratamiento con antibióticos cuando los síntomas iniciales se presentan la propagación de la bacteria se reduce considerablemente. Sin embargo, los antibióticos no alivian la tos ni aceleran la recuperación una vez que la fase con los episodios intensos de tos ha comenzado.

Medidas para aliviar los síntomas

Aunque no existen medicamentos que curen la tos ferina, algunas prácticas pueden ayudar a aliviar los síntomas:

  • Aliviar la tos: Durante los episodios de tos, puedes intentar sostener al bebé en posición erguida, lo que puede ayudar a facilitar la respiración. Evita usar medicamentos para la tos sin la supervisión del médico.
  • Controlar la fiebre: Si el bebé tiene fiebre, puedes administrar medicamentos para reducirla, como el paracetamol, siempre bajo la supervisión del pediatra.
  • Monitorear la respiración: Durante los episodios de tos severa, es fundamental observar la respiración del bebé. Si hay signos de dificultad respiratoria, es importante buscar atención médica inmediata.

Si la tos ferina progresa a complicaciones graves, como neumonía o convulsiones, el tratamiento hospitalario puede ser necesario, donde el bebé recibirá oxígeno y cuidados más especializados.

Prevención y vacunación

La vacunación es la principal medida preventiva, y es fundamental que tanto los bebés como los adultos cercanos estén protegidos contra esta enfermedad.

La vacuna DTPa (que protege contra la difteria, el tétanos y la tos ferina) es la herramienta más eficaz para prevenir la tos ferina. En la mayoría de los países, la vacuna se administra en varias dosis durante los primeros meses de vida:

  • Primera dosis: A los 2 meses.
  • Segunda dosis: A los 4 meses.
  • Tercera dosis: A los 6 meses.
  • Refuerzo: A los 18 meses y en el inicio de la adolescencia (alrededor de los 11 años).

Además, los bebés menores de 2 meses no pueden recibir la vacuna DTPa, lo que los pone en mayor riesgo de contraer la enfermedad. Es por esto que se recomienda que los adultos que estén en contacto frecuente con bebés, como padres, abuelos y cuidadores, reciban la vacuna contra la tos ferina para crear un “escudo” protector alrededor del bebé.

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