Por qué es malo el aceite de palma

POR QUÉ ES MALO EL ACEITE DE PALMA

El aceite de palma se ha puesto de actualidad en las últimas semanas y no lo ha hecho precisamente por sus beneficios para la salud. Aunque se lleva utilizando desde hace bastante tiempo en la industria alimentaria, es ahora cuando más ha empezado a preocupar a los consumidores debido a la gran cantidad de productos que lo contienen. Antes de explicar por qué es malo el aceite de palma, es necesario que conozcamos cuáles son los alimentos que lo contienen y por qué es tan utilizado en la elaboración de esos productos.

¿Qué alimentos llevan aceite de palma?

Solo con darnos un paseo por cualquier supermercado y leer detenidamente las etiquetas de los diferentes productos nos daremos cuenta de que el aceite de palma se utiliza en un altísimo porcentaje de los alimentos que consumimos. Entre ellos se encuentran:

  • Bollería, galletas y cereales.
  • Productos untables, como la margarina o la crema de cacao.
  • Coberturas para postres.
  • Productos precocinados, como pizzas, empanadillas, etc.
  • Aperitivos salados (patatas fritas y similares).

Si quieres conocer qué marcas utilizan aceite de palma en la elaboración de sus productos, te recomendamos que visites el blog de Carro de Combate, un proyecto periodístico sobre consumo responsable.

¿Por qué se usa tanto?

Se trata de un aceite vegetal que se obtiene del fruto de la palma africana, una especie originaria de África pero que se introdujo de forma masiva en el continente asiático a principios del siglo pasado. El principal motivo para que su uso esté tan extendido es su bajo coste, sobre todo si lo comparamos con el aceite de oliva o el de girasol.

Además, posee otras propiedades que contribuyen a la conservación de los alimentos y a que éstos tengan un aspecto más atractivo de cara al consumidor, de ahí que se haya hecho imprescindible para la industria alimentaria a pesar de su nulo aporte nutricional.

¿Por qué es malo el aceite de palma?

Entonces, ¿por qué tiene tan mala fama? La mala fama del aceite de palma se debe principalmente a su alto contenido en grasas saturadas, las más perjudiciales para nuestro organismo porque aumentan el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, accidentes cerebrovasculares y que además producen aumento de peso.

Recientemente se ha descubierto también que durante el procesamiento del aceite de palma, al someterlo a temperaturas de más de 200 ºC, se liberan compuestos carcinógenos y genotóxicos. Es decir, compuestos que generan cáncer y que son dañinos para nuestro ADN. A todo esto hay que añadirle los daños medioambientales que provoca su producción, concentrada principalmente en Indonesia y Malasia.

Por tanto, es recomendable que nos fijemos bien en las etiquetas de los productos que compramos en el supermercado para no abusar de aquellos que contengan aceite de palma. Si su consumo es moderado no tiene por qué repercutir en nuestra salud, pero teniendo en cuenta su extendido uso en la industria alimentaria es necesario que tengamos muy en cuenta sus efectos perjudiciales cuando hacemos la lista de la compra.