Higiene bucal infantil

Qué debes saber sobre higiene bucal infantil

Mantener una buena higiene bucal en la infancia es clave para eliminar las bacterias que pueden ocasionar caries o enfermedad periodontal (de las encías), por lo que se deben crear hábitos saludables de limpieza dental desde que el niño sea pequeño para que disfrute de una buena salud oral el resto de su vida.

En este post te contamos todo lo que debes saber sobre la higiene bucal infantil.

¿Cuándo se debe comenzar la higiene bucal?

Desde que el bebé nace debes cuidar su boca, aunque aún no tenga dientes, para evitar que los restos de leche dañen sus encías. Por tanto, después de cada toma puedes pasar una gasa húmeda y suave por sus encías y lengua para reducir la irritación gingival y la presencia de bacterias.

A partir de los 6 meses, momento en el que comienzan a salir los primeros dientes de leche, se debe incluir el cepillado en la rutina, puesto que cuanto antes se empiece con la higiene bucal, menor será el riesgo de desarrollar caries. Es recomendable supervisar el cepillado del niño hasta los 8-10 años, ya que hasta esa edad no tiene desarrollada la capacidad motora para limpiar correctamente su boca.

Consejos para una adecuada higiene bucal infantil

Los niños deben sentir el cuidado bucodental como una parte más de su rutina diaria desde una edad muy temprana. Para que lo aprendan casi sin darse cuenta es aconsejable introducirla de una forma divertida e interesante, por ejemplo, a través de un cuento, para que lo asocien a algo positivo y no a una imposición.

Estos son los aspectos más importantes a tener en cuenta sobre su educación en higiene dental:

Cepillado de dientes diario

Un buen cepillo infantil posee un mango ergonómico y grueso, para facilitar el agarre, y cerdas suaves con las puntas redondeadas para no dañar la encía.

Por otra parte, es aconsejable cepillar durante dos minutos las superficies dentales laterales con movimientos circulares y las superficies masticatorias, de delante hacia atrás, ya que es la manera más rápida y sencilla de arrastrar todos los restos de comida adheridos en los dientes. Repetir este proceso mínimo dos veces al día, siendo el cepillado de la mañana el más importante porque es cuando se tiene mayor carga bacteriana.

Por regla general, se sugiere cambiar el cepillo de dientes cada 4 meses, aunque hay niños que muerden mucho los cepillos y en estos casos se deben cambiar más seguido.

Respecto a la pregunta de si es mejor utilizar un cepillo manual o uno eléctrico, ambas opciones son buenas siempre que se utilicen adecuadamente. En niños, el cepillo eléctrico después de los 12 años.

Pasta dentífrica

El cepillado debe acompañarse con una pasta o gel dental que contenga flúor, cuya cantidad varía en función de la edad, ya que ayuda a fortalecer el esmalte y reducir las probabilidades de desarrollar caries.

Hilo dental

Las caries entre molares de leche son muy frecuentes en menores de 6 años que tienen una higiene bucal correcta. Por ello, cuando los molares se juntan (alrededor de los 4 años) se recomienda pasar el hilo dental cada noche entre esas zonas, puesto que el cepillo no puede eliminar la comida que se queda atrapada entre los dientes.

Evitar el abuso de alimentos azucarados

Se debe establecer una relación entre la ingesta de estos alimentos con una buena limpieza dental posterior, así como evitar que los niños piquen entre horas para que la exposición a los azúcares no sea constante.

Los azúcares presentes en caramelos o gominolas son los más perjudiciales debido a su capacidad de retención.

Visitar al odontólogo

Lo ideal es acudir por primera vez al odontólogo cuando el niño cumpla un año para que compruebe el estado de las encías y de los dientes, y el tono del esmalte. Asimismo, revisará que no haya alteraciones del crecimiento de los maxilares o alguna malposición dental que pueda estar asociada a la succión del pulgar o el uso inadecuado del chupete.

Una buena prevención es beneficiosa para la salud. Si los niños se familiarizan con el odontólogo desde pequeños evitarán desarrollar odontofobia.

 

 

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