Decálogo de actitudes ante el sobrepeso

Decálogo de actitudes ante el sobrepeso

Con motivo del 100º aniversario de Seguros Afemefa difundiremos un artículo histórico semanal, publicado en la revista oficial de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica, para rememorar nuestros inicios con todos vosotros.

 

A continuación, os dejamos un artículo escrito por el Dr. Florencio Santiago Diaz y publicado en la revista VIDA FERROVIARIA, en el que enumera un decálogo de consejos para evitar el sobrepeso y llevar una vida sana.

Decálogo de actitudes ante el sobrepeso

El saber sobre la dieta da más poder para poder cumplir un régimen y cambiar los hábitos de comida si es preciso.

Según las últimas estadísticas, más del 33% de los españoles tiene exceso de peso, más del 40% tiene exceso de colesterol y de cada 5 niños obesos 3 tiene el peligro de convertirse en adultos obesos. Creo que estos datos hablan sobre la necesidad de establecer no un régimen alimenticio, sino un decálogo de actitudes ante el sobrepeso.

1 Admitir que existe

En la obesidad aumenta el volumen del cuerpo a espensas de la grasa que se deposita en el tejido subcutáneo. En el hombre aparecen los michelines en el abdomen, en la mujer las celulitis en muslos y piernas.

Para saber si una persona es obesa o no, la OMS ha propuesto una fórmula muy sencilla se divide el peso en Kgs por la talla al cuadrado en metros. El resultado final es concluyente:

Si sube de 30……………………………………….Obesidad

Si se encuentra entre 25 y 29………………………Sobrepeso

Si baja de 18………………………………………..Delgadez.

En esta fórmula el que no sabe cuál es su estado, es porque no quiere saberlo.

2 Si tengo sobrepeso es porque como en exceso

Son pocas las enfermedades que conllevan un aumento de peso: obesidades genéticas, neurológicas, endocrinas (tiroides, hipófisis, suprarrenales).

Siempre deben ser tratadas por el especialista.

La inmensa mayoría de las personas con sobrepeso, lo son por un trastorno de la alimentación. Es preciso aceptarlo desde el primer momento. Ingieren más calorías de las que precisan y como no las gestan se depositan en forma de grasa. No hay que olvidar que se trata de que toman muchas calorías, no muchos alimentos o mucha cantidad de ellos, aunque a veces coincidan todos estos factores.

3 El exceso de peso puede perjudicarme

Puede crear importantes problemas físicos (menor actividad), psíquicos (ansiedad, labilidad afensiva, menor autoestima, depresión, anorexia nerviosa, bulimia) y patológicos (artrosis, diabetes, problemas cardiocirculatorios, celulitis, varices…)

4 ¿De verdad quiero adelgazar?

Antes de comenzar hay que concienciarse bien. La mejor mentalización es olvidarse de la palabra régimen o dieta y hacerse a la idea de que se está haciendo lo mejor para la salud. Es un plan de vida a largo plazo.

No se puede uno engañar. De todas las personas que comienzan a bajar de peso sólo el 50% lo consigue. Si uno no está dispuesto a comer mejor, no debe comerse el coco y vivir feliz. No se puede estar con remordimientos, pues la angustia lleva a comer mucho más.

El tratar de bajar de peso en forma controlada, de una manera gradual, no crea trastornos metabólicos, ni supone conflictos emocionales, por lo que quien esté dispuesto a hacerlo lo logrará con un poco de fuerza de voluntad.

5 No hay que bajar de peso, hay que cambiar de hábitos alimenticios

No se trata de perder peso, sino de aprender a comer bien o recuperar los hábitos alimenticios que se hayan perdido. Los fracasos consisten en llegar a perder unos kilos determinados y después preguntarse: ¿y ahora qué?

En esta actitud no es necesario ponerse un tiempo de bajada de peso que engendrará ansiedad. La dieta debe ser el revulsivo para cambiar un mal hábito. No requiere estar todo el día pendiente de la báscula, sino poner una pequeña dosis de voluntad y de optimismo y darle tiempo al tiempo.

El estrés de la sociedad moderna hace engordar ¡Relájate! Muchas veces no es el hambre el que nos hace comer, sino las emociones y los disgustos. Es preciso ir olvidándose de los tranquilizantes y antidepresivos que junto con la ansiedad aumentan el peso.

6 ¿Cuánto debo comer?

Es muy difícil contestarse uno mismo a esa pregunta, pues las necesidades energéticas de cada persona dependen de su edad, sexo, constitución y actividad diaria. Sería precisa la consulta a un médico para que él valorara todas nuestras características y nos indicara las calorías necesarias.

Como pauta general una persona necesitaría para vivir según su edad, las siguientes calorías:

1.300 a 1.900 en edad escolar, de 2.000 a 3.000 de los 11 a los 18 años, de 2.300 a 2.800 en edad adulta y de 1.500 a 2.000 a partir de los 50 años.

En cualquier caso estas calorías son las adecuadas para vivir, pero, lógicamente, la persona con sobrepeso debería bajarlas hasta 800 a 1.500 para eliminar su exceso de grasa.

7 ¿Qué podemos comer?

Cualquier régimen para adelgazar debe ser “siempre” equilibrado, es decir, llevar grasas, proteínas, azúcares, vitaminas y minerales en las cantidades mínimas necesarias para el organismo. Existen alimentos de los que no nos podemos privar, sin peligro para la salud.

No consiste en pasar hambre total, sino en tomar alimentos que nos nutran y que nos sacian. En una correcta proporción de alimentos se pueden perder unos kilos sin necesidad de pasar hambre y privarnos de casi nada.

Para los más exquisitos existen unas tablas de valor en calorías de cada alimento, de las que se puede echar mano, aunque resultan engorrosas.

En términos generales la mejor actitud sería dejar obrar al sentido común, repartiendo la comida diaria en tres o cuatro veces, sin picar entre horas. Reducir los carbohidratos, moderar el azúcar, restringir las grasas animales, Evitar los fritos y las comidas muy condimentadas. Moderar el pan, la sal, los dulces y las salsas, aumentar las frutas, verduras, cereales y pan integral.

No se puede estar pesándose cada día, hay que mantener esta actitud de pérdida de peso durante 6 a 12 meses, sin esperar resultados a corto plazo. Si un día uno se sale del régimen no va a pasar nada, pues los hábitos se van logrando poco a poco.

8 No existen dietas milagrosas

Existen más de 100 dietas, algunas muy cuestionables y otras, incluso, rechazables. Se debe desechar cualquier dieta que no venga indicada por un especialista. Algunas acompañadas de píldoras maravillosas, llevan en su composición sustancias incontroladas que pueden resultar nocivas para el organismo.

Suele tratarse de dietas que no enseñan a comer o que tiene un desequilibrio en sus principios inmediatos, dando importancia exclusiva a las grasas o a las proteínas o a los azúcares.

Aunque muchas logren bajar de peso son difíciles de mantener en el día a día, cuando finaliza el régimen cuanto más rápido y fugaz es el descenso de peso, más la probabilidad de volver a cogerlo.

9 Sobrepeso en los niños

Desde los 2 a los 14 años el peligro de exceso de calorías radica en que las células que almacenan grasa (el adipocito) no sólo aumenta de tamaño, sino que se multiplican. Por ello la probabilidad mayor de que un niño obeso sea un adulto obeso.

Es preciso fomentar desde pequeño los hábitos alimenticios. El mayor error en la alimentación infantil es forzarles a comer y pensar que el niño gordito es necesariamente un niño sano. Desde pequeños se les educará en la restricción de la sal y del azúcar, el agua en lugar de las bebidas azucaradas y no usar la comida como arma de chantaje o de llamar la atención.

10 Realizar algún ejercicio físico

Si una persona ingiere muchas calorías una forma de bajar de peso es quemándolas. Este concepto es real y necesario, pero sólo como complemento de la restricción de comidas. Por mucho ejercicio que uno haga no va a lograr eliminar los excesos grasos del comer. Si hiciéramos un ejercicio durante media hora bajaríamos aproximadamente: paseando (100 Cal.) corriendo (240), en bicicleta (200), nadando (250), con aerobic (300), tenis (250), y con gimnasia de mantenimiento (100), poca cosa si lo comparamos con la ingestión de 100 gr. de chocolate que suponen 540 cal.

 

Por el Dr. FLORENCIO SANTIAGO DIAZ

Transcripción original