De cómo presta sus servicios la Asociación Ferroviaria Médico-Farmaceútica

Cómo presta sus servicios la Asociación Ferroviaria Médico-Farmaceútica

Con motivo del 100º aniversario de Seguros Afemefa difundiremos un artículo histórico semanal, publicado en la revista oficial de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica, para rememorar nuestros inicios con todos vosotros.

Esta semana os dejamos un relato escrito por Pedro de Oza, publicado en la revista VIDA FERROVIARIA, en diciembre de 1922.

En él, este socio de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica cuenta la experiencia de un amigo suyo que requirió los servicios de la Asociación para su esposa e hijo mientras se encontraba fuera de casa.

Los servicios de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica

Un fraternal amigo mío me refiere sus impresiones durante su estancia en el Sanatorio del reputado doctor Mateo Milano. He titubeado antes de trasladarlas al papel, pues para contar estas cosas hacen falta dotes de narrador que yo no poseo. Por eso estas líneas no revelarán más impresiones que las que yo he adquirido en las referencias de mi buen amigo, si bien confirmadas por las recibidas de todos cuantos compañeros trato que han solicitado los servicios de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica.

Al fundarse ésta, mi amigo, animado de ese espíritu de clase que tan abandonado tenemos, secundó la iniciativa de los compañeros de Intervención de Madrid Zaragoza Alicante, bien ajeno de que, transcurrido no muy largo plazo, mucho la había de necesitar y de mucho le había de servir.

Operación de la esposa

Al año de su fundación hubo de someterse al tratamiento del Dr. Bourkaïb, el Mago del bisturí, la esposa de mi amigo, el cual, gracias a la ciencia de dicho doctor, hoy la contempla entre los suyos. Por segunda vez, y complemento de la primera y transcendental operación, sin menoscabo de la misma, volvió la enferma al Sanatorio del Dr. Mateo Milano, donde toda atención tiene su albergue, y nuevamente el sabio Dr. Bourkaïb opera con el éxito de siempre.

Fractura del hijo

No para aquí el notable e inmejorable servicio que debe mi amigo a la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica. Durante esta segunda ausencia de su casa el hijo mayor de mi amigo, que va para “as” de foot-ball, en una carga de dicho sport se fractura un brazo y lo llevan a la Casa de Socorro, donde también llega la influencia beneficiosa de la Asociación.

El médico de guardia del benéfico Establecimiento es el de Medicina general que corresponde a mi amigo. Reconoce al lesionado y le envía al simpático Dr. Segovia, que confirma el diagnóstico del excelente Dr. Marín Herrera -fractura doble: radio y cúbito- y dispone sea radiografiada la lesión; y en la suntuosa casa del Dr. Calatayud, donde la Ciencia se halla maravillosamente instalada, atendieron muy bien al enfermo.

De forma, que ausente mi buen amigo de su casa y su mujer en el Sanatorio, le ocurre un accidente a uno de sus hijos, y lo que siempre ocasiona grandes trastornos y dispendios, los encuentra orillados gracias a la existencia de la Asociación Ferroviaria Médico-Farmacéutica.

Beneficios de la mutualidad

He aquí lo único que puedo contar sin propósitos enternecedores; pero afirmando a la vez que en ninguna de las Sociedades a que ha pertenecido mi amigo -¡en ninguna!- hubiera él confiado la vida de su esposa ni hubiese hallado el auxilio de una verdadera mutualidad, que bien atendida y aplicada aún produce mayores beneficios que los que ha obtenido él en momentos de tribulación.

Si mis compañeros conceden a estas líneas el detenido examen que yo deseo, sería una satisfacción para mí contribuir a la propaganda de que es merecedora nuestra Asociación.

El que se halle sano que ayude para que cure el enfermo, y sin usar tópicos de vecindad, acuérdese de que más vale prever que curar, que aquí, donde desgraciadamente miramos el mañana con despectivismo suicida, es poco cuanto hagamos por emanciparnos de industriales que explotan las enfermedades que agobian a la humanidad.

Pedro de OZA
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En la misma página de la revista se incluye una nota de Felipe Ramos López, delegado de la Asociación en Santa Cruz de Mudela, ensalzando los servicios prestados por la mutua:

El personal asociado de mi delegación, que ha tenido necesidad de utilizar los humanitarios servicios de esa digna Asociación, está altamente satisfecho por lo bien atendido y consideraciones que le han sido guardadas, lo que enaltece el nombre de nuestra Sociedad, honrándose en pertenecer a ella el que suscribe que, como Delegado, seguirá trabajando para el mayor engrandecimiento de la Asociación.

Felipe Ramos López
Noviembre de 1922

Transcripción original