Cólico del lactante

Cólico del lactante

El cólico del lactante no es un trastorno grave, pero puede llegar a generar mucha angustia y ansiedad en los padres al observar cómo el bebé llora desconsoladamente.

Esto es todo lo que debes saber sobre los cólicos del lactante para afrontarlos con la mayor tranquilidad posible.

¿Qué es el cólico del lactante?

Se estima que un tercio de los bebés sufren cólicos durante los primero cuatro meses de vida. Este trastorno suele aparecer en las primeras semanas y aumentar su intensidad entre la 4ª y 6ª semana. Normalmente, se producen tras las tomas o diariamente por las noches, sobre las 20-21h, y desaparecen casi por completo cuando el bebé consigue expulsar el aire.

Se resuelven de manera espontánea a partir del cuarto mes, por lo que con el tiempo se eliminarán totalmente.

La señal más conocida de los cólicos es el llanto causado por el fuerte dolor abdominal que le provocan al bebé, un malestar que puede durar varias horas, de forma ininterrumpida.

Causas de los cólicos en el bebé

A día de hoy, aún se desconoce el origen de los cólicos del lactante, pero los especialistas apuntan a diversas causas como posibles motivos de estos cólicos:

  • Inmadurez del sistema digestivo del bebé.
  • Inflamación intestinal.
  • Alteraciones en el paladar o presencia de frenillo lingual que dificulta la succión.
  • Temperamento del bebé o conducta de los padres.
  • Cansancio del niño.
  • Alteración en la composición de la flora intestinal.
  • Alergia a las proteínas de la leche de vaca, presentes en la leche materna.

¿Cuáles son sus síntomas?

Además del llanto prolongado del bebé, el cólico del lactante aparece junto a otros síntomas característicos, tales como:

  • Contracciones de los brazos y las piernas.
  • Rostro enrojecido.
  • Colocación en posición fetal.
  • Barriga tensa e hinchada.
  • Dificultad para dormirse.
  • Problemas para expulsar los gases y evacuar las heces.
  • Agitación, inquietud e irritación del bebé.

Cómo actuar frente a los cólicos del bebé

Centrarse en la técnica de alimentación y de expulsión de gases, así como en la técnica para calmar al niño es clave para gestionar de la forma más tranquila el cólico del lactante.

Toma nota de los siguientes consejos:

  • No obliguéis al niño a comer, ya que un exceso de comida hará trabajar más al intestino y puede provocar un dolor aún mayor.
  • Mantened la calma para transmitirle tranquilidad al bebé y mantener un movimiento rítmico de los brazos o la cuna.
  • Dadle un chupete para que se relaje. Además, poned luces tenues y música suave.
  • No hagáis cambios de dietas ni de horarios.
  • Evitad recurrir a remedios naturales.
  • Dadle masajes en el vientre, con movimientos suaves y en el sentido de las agujas del reloj.
  • Alternaos en su cuidado para evitar el agotamiento.

Asimismo, la postura al dar el pecho es importante:

  • Debe ser el niño el que decida cuando quiere cambiar de lado, siempre ayudándolo antes a expulsar el gas.
  • Es aconsejable que introduzca toda la areola en su boca y su nariz quede despejada para que pueda respirar. Por tanto, es fundamental asegurarse de que la técnica de agarre es la correcta y no presenta frenillo lingual.
  • Si expulsa el aire después de cada toma, se sentirá mucho más tranquilo. Mantenedlo en posición verticalhasta que lo consiga.

En caso de tomar biberón:

  • Vigilad que el biberón se administre adecuadamente.
  • Optad por un biberón anticólicode los que regulan el flujo de la salida de la leche.

 

Por otra parte, algunos pediatras recomiendan probióticos para restablecer la mucosa intestinal y equilibrar la composición de la microbiota intestinal, con el mínimo riesgo para el lactante. En todo caso, este tratamiento para aliviar los cólicos del bebé debe ser siempre prescrito por un profesional de la salud.

 

Cualquier duda que te surja sobre los cólicos del lactante, consulta con un especialista en pediatría.

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