Causas de la inapetencia infantil

Causas de la inapetencia infantil

La inapetencia infantil en niños de hasta 5 años es una de las preocupaciones más habituales. En la mayoría de los casos, esta falta de apetito no quiere decir que al niño le pase algo. Normalmente los niños que rechazan la comida tienen un apetito apropiado para su edad.

Veamos a continuación cuáles son las posibles causas de la inapetencia infantil, un tema que angustia a muchos padres.

Causas de la inapetencia infantil

Hasta el primer año de vida los bebés comen a un ritmo muy alto porque crecen mucho, pero a partir de ese momento el ritmo de crecimiento disminuye entre un 20% – 30%, y, en consecuencia, el apetito también será menor porque precisan de menos energía.

Por tanto, si el peso y la altura del niño se sitúa dentro de los márgenes de crecimiento no hay de qué preocuparse, puesto que, aunque no se acabe toda la comida está ingiriendo lo que su organismo necesita.

Sin embargo, existen otros factores que pueden que hacer que el niño tenga menos apetito de lo normal:

Malas costumbres

  • No respetar los horarios diarios de comidas.
  • Picoteo entre horas y abuso de dulces, chucherías, refrescos, etc.
  • Nerviosismo de los padres ante un episodio de inapetencia.
  • Técnicas de educación alimentaria inapropiada con castigos, súplicas y sobornos.

Hechos puntuales y transitorios

Como el comienzo del colegio, una mudanza, el nacimiento de un hermano, etc.

Enfermedades

Fiebre, mocos, dolor abdominal, náuseas, dolor de dientes…, pueden hacer que el niño durante unos días tenga menos apetito, pero se resolverá cuando la enfermedad desaparezca.

 

La verdadera inapetencia es aquella que se presenta en niños con un peso por debajo del normal para su edad y que, además, se encuentran cansados y debilitados. En estos casos, el pediatra le pondrá un tratamiento adecuado para que retome la alimentación y recupere su peso lo antes posible.

Consejos para que el niño coma

¿Qué puedes hacer cuando el niño rechaza la comida? Toma nota de estos consejos útiles para esos días en los que el pequeño no tenga demasiado apetito.

No lo premies ni lo castigues

No debes premiar ni recompensar al niño con chocolate o golosinas. Tampoco castigarlo por no comer porque puede condicionarlo en sus elecciones y no lo ayuda a adquirir unos hábitos alimentarios adecuados.

Acostúmbralo a comer de todo

Habitúalo a probar de todo para poder descubrir si le gusta o no, pero no lo obligues a comer un determinado alimento, ya que si no lo fuerzas es posible que acabe probándolo por propia iniciativa. Es importante que le des libertad también para expresar el rechazo; si un alimento en concreto no le gusta, no pasa nada.

Para introducir alimentos nuevos debe hacerse al principio de la comida. Si lo rechaza en varias ocasiones, ofréceselo junto con otro alimento que sí que le guste.

Por otra parte, a medida que se hacen mayores participar en la elaboración de las comidas les ayuda a que acepten mejor los platos.

Adapta la cantidad

Cada niño, al igual que cada adulto, necesita un aporte calórico diferente. Por eso, es aconsejable que antes de servirle la comida le preguntes cuánta cantidad quiere y si se la termina, podrá repetir sin problema.

Limita las golosinas a días concretos

Los dulces y las chuches deben tomarlas en cantidades reducidas y en días concretos, especialmente aquellos niños que comen poco. Si se les ofrecen entre horas, antes de las comidas, les quitarán el hambre.

Sé un ejemplo en la mesa

El niño debe comer con la familia. El ambiente que haya en la mesa es muy importante y forma parte del aprendizaje para comer de forma saludable. Además, la imitación puede resultar muy efectiva para el pequeño. La mejor manera de animarlo a comer es dándole ejemplo.

Asimismo, aunque se prolongue la hora de la comida es preferible darle independencia para que coma por sí solo, si él quiere.

 

Por último, recuerda establecer un programa de comidas que incluya desayuno, comida, almuerzo, merienda y cena, y que siga una dieta variada y equilibrada. También es importante que el niño realice ejercicio físico moderado, ya que le ayudará a abrir el apetito.

 

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